
La importancia del colágeno como complemento de las proteínas completas
¿Qué son las proteínas completas y las estructurales?
Las proteínas completas son aquellas que aportan todos los aminoácidos esenciales que nuestro cuerpo no puede producir por sí mismo. Ejemplos típicos incluyen las proteínas de suero (whey), caseína, el huevo, la carne o proteínas vegetales combinadas (como soja, guisante + arroz, etc.), las cuales proporcionan los 9 aminoácidos esenciales en cantidades suficientes. Estas proteínas de alto valor biológico son cruciales para mantener y construir masa muscular, enzimas, hormonas y otras funciones corporales.
Por otro lado, las proteínas estructurales son las que forman la estructura y soporte de nuestros tejidos. El colágeno es la proteína estructural más abundante en el cuerpo humano, representando aproximadamente el 30% de nuestras proteínas totales. Actúa como “andamiaje” en piel, huesos, ligamentos, tendones, cartílago, vasos sanguíneos e incluso en el revestimiento intestinal. Su molécula tiene una forma característica de triple hélice muy resistente, y existen al menos 28 tipos de colágeno identificados en distintas partes del cuerpo (el tipo I constituye ~90% del colágeno corporal, presente en piel, huesos, tendones y ligamentos). La función principal del colágeno es brindar soporte, firmeza y elasticidad a los tejidos, contribuyendo a la integridad de la piel y articulaciones, entre otras estructuras.
¿Cómo el colágeno complementa a las proteínas completas?
Incluir colágeno en la dieta complementa a los suplementos de proteína completa de varias maneras. En nuestras dietas modernas solemos consumir principalmente la carne magra (músculo) de los animales, rica en aminoácidos como metionina y leucina, pero desechamos tejidos conectivos (huesos, piel, tendones, cartílago) que son fuentes naturales de colágeno. Esto puede provocar un desequilibrio: abundan aminoácidos esenciales para músculo, pero son escasos aminoácidos como glicina. La glicina y la prolina, predominantes en el colágeno, desempeñan funciones importantes en el organismo (síntesis de antioxidantes como glutatión, mantenimiento de articulaciones, etc.), y se encuentran en poca cantidad en las proteínas de suero, caseína u otras completas. Por tanto, al añadir colágeno estamos reintroduciendo esos componentes estructurales que faltan en los batidos de proteínas habituales, logrando un perfil de aminoácidos más equilibrado.
En términos prácticos, quienes ya toman proteína de suero u otras para fines musculares pueden beneficiarse de añadir una dosis de colágeno para apoyar tejidos conectivos (como cartílago, tendones, piel) sin dejar de cubrir sus necesidades de aminoácidos esenciales con la proteína completa. Es decir, la proteína completa construye el “músculo” y otras proteínas funcionales, mientras el colágeno aporta los “ladrillos” específicos para reparar y fortalecer el colágeno corporal (en articulaciones, piel, etc.) y puede ayudar a contrarrestar algunos efectos negativos de un alto consumo de aminoácidos como la metionina. De esta forma, el colágeno complementa pero no compite con tu suplemento proteico principal.
Conclusiones y recomendaciones prácticas
Para quienes ya consumen suplementos de proteína completa (suero, caseína, proteínas vegetales, etc.), añadir colágeno puede ser una estrategia útil para cuidar las articulaciones, la piel y otros tejidos conectivos. No obstante, conviene hacerlo de forma informada y equilibrada. A modo de resumen de lo analizado:
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Mantén tus proteínas completas: Sigue priorizando las proteínas completas en tu dieta para alcanzar tus requerimientos diarios y favorecer la síntesis muscular. El colágeno debe ser adicional, no desplazarlas. Piensa en el colágeno como un suplemento específico para tejidos de sostén, mientras que el whey u otras proteínas cubren tus necesidades generales y deportivas. Esto podría maximizar la llegada de aminoácidos al tejido justo cuando el estímulo del ejercicio los vuelve más necesarios. Si tu enfoque es la piel, simplemente tomarlo en la mañana o noche con una comida puede funcionar; el efecto es sistémico y no inmediato, así que elige un momento que te sea fácil de recordar cada día.
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Momento de toma: No existe un consenso absoluto sobre el mejor momento, pero la constancia diaria es clave para ver resultados. Si tu prioridad son las articulaciones o tendones y entrenas, una estrategia posible es tomar el colágeno unos 30-60 minutos antes del ejercicio, acompañado de una fuente de vitamina C, tal como se hizo en estudios que mostraron aumento de síntesis de colágeno con el ejercicio.
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Combínalo con hábitos saludables: Recuerda que ningún suplemento compensa hábitos inadecuados. Protege tu colágeno natural evitando excesos de sol, tabaco, alcohol y azúcar, y asegurando micronutrientes como vitamina C, cobre y zinc en la dieta. Dormir bien y ejercitarte regularmente también estimula la regeneración de tejidos. El colágeno funcionará mejor dentro de un estilo de vida saludable.
Si ya cuidas tu ingesta proteica para tus músculos, considera “alimentar” también a tus articulaciones: incorporando un suplemento de colágeno de calidad en tu rutina, podrás complementar tu nutrición de manera más integral, cuidando tanto el rendimiento como la fortaleza de los cimientos de tu cuerpo. Así, estarás dando un enfoque completo a tu salud, de la cabeza a los pies, desde los músculos hasta la piel.
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